Suscríbete

Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias y notificaciones.

Música Raíz mía

EL SONIDO DE NUESTRAS RAÍCES: Entrevista a Rodrigo Sierra Moncayo

Imagina que en un tiempo remoto, la humanidad deja de existir y muchos años después, alguien quisiera saber el tipo de música que se escuchó en ese lugar. ¿Qué pasaría con los archivos musicales? Por esta razón, la música y sus manifestaciones sonoras se consideran patrimonio inmaterial, ya que forman parte de las prácticas o técnicas transmitidas de generación en generación. En México las manifestaciones musicales son tan diversas y variables que pocas veces conocemos el proceso del intérprete, docente musical, compositor y director de orquesta.

“La música tiene su propio código y lenguaje por lo que se estudia a partir de los saberes de una generación o bien de forma académica”.

En esta ocasión, en la sección de Raíz Mía entrevistamos a Rodrigo Sierra Moncayo quien nos hablará sobre su tránsito en la dirección de Orquesta.

TCP: Rodrigo, agradezco tu tiempo y lo primero que deseo saber es ¿Para ti qué significa la música?

RSM: Primero que nada, muchas gracias por tomarme en cuenta para esta entrevista, no hay nada de lo que me guste hablar más que de música. Pues la música es muchas cosas para mí, depende desde dónde lo piense o lo enfoque. Es la profesión que elegí y a la que muy afortunadamente puedo dedicarme de tiempo completo. La música es una de las más hermosas manifestaciones humanas. Se habla mucho de que es un lenguaje, no estaría tan seguro de ello ya que en sí la música no habla de nada –por su puesto las canciones hablan de algo porque tienen letra– pero la música no cantada realmente no habla de nada; y sin embargo nos dice mucho de quien la escribió, de quien la ejecuta, pero sobre todo nos dice mucho de nosotros mismos. Esta idea de que la belleza y la fealdad está en el ojo que la mira, siento que aplica también para la música; más allá de que sí responda a ciertas características físicas del sonido que resulten más o menos audibles para el oído promedio. 

“La música es mi vida, es mi forma de entenderme a mí mismo, es mi mayor pasión y es una de las razones por las que pienso que la vida es bella”.

TCP: Platícanos un poco sobre tu formación musical.

RSM: Empecé a estudiar música a muy temprana edad. A mi hermano y a mí nos metieron a clases de órgano cuando éramos unos niños. Luego de un tiempo en el que nuestra inquietud pueril nos llevó a otras actividades lejanas a la música, yo lo retomé ya algo grande, a los 14 años. Tomé clases particulares de piano durante 4 años y luego entré a la Escuela Nacional de Música (UNAM) donde obtuve el grado de licenciado en piano. Después estudié 4 años en el Taller de Dirección Orquestal del Sistema Nacional de Fomento Musical (CONACULTA). He tomado muchos cursos y clases maestras de dirección en México y los Estados Unidos.

TCP: ¿Cuál es la función social de un director de Orquesta?

RSM: El director de una orquesta conjunta las voluntades artísticas y muchas veces administrativas de todo el personal que labora en la agrupación. Por supuesto hay mucha gente que colabora con esta persona: gerente administrativo, gerente general, gerente artístico, jefe de personal, bibliotecario, etc. (Algunas orquestas pueden tener algunos de los puestos antes mencionados, todos, ninguno; depende mucho). Y por supuesto, el director se encarga de programar la temporada, de convocar a los invitados: directores y solistas, de trabajar de acuerdo al presupuesto, lanzar las convocatorias pertinentes, de audicionar a los candidatos según sea el caso, de ensayar y de dirigir los conciertos.

TCP:  En tu caso provienes de abuelos músicos. Para ser más específicos tu abuela Clara Elena Rodríguez era pianista del Conservatorio Nacional de Música y tu abuelo fue José Pablo Moncayo, pianista, compositor y director representante del nacionalismo mexicano en la música. ¿Qué responsabilidad tiene para ti este legado?

RSM: Siempre he pensado que mi responsabilidad frente a la carrera es indistinta de quiénes fueron mis abuelos. Es decir, yo me desempeñaría como músico con el mismo profesionalismo y pasión si me apellara de cualquier otra manera. Dicho esto, sí es un enorme privilegio ser parte de la familia Moncayo, conformada por gente buena y muy noble. En la familia tenemos músicos, escritores, fotógrafos, ingenieros, médicos, de los que se puede aprender mucho. 

Salvador Contreras (1910-1982), Daniel Ayala (1908-1975), José Pablo Moncayo (1912-1958) y Blas Galindo (1910-1993). Archivo de la Fonoteca Nacional.

Me llena de enorme placer ser músico de academia y poder promover desde mi trinchera la obra del maestro Moncayo. Creo sin ninguna duda en la calidad de lo que nos legó, en su belleza, en su honestidad. Moncayo siempre fue fiel a sí mismo, no buscaba la gloria ni los escaparates. Cuando compuso las obras que lo llevarían a la inmortalidad, yo pienso que nunca lo buscó. Lo hacía porque eso lo llenaba, eso le hacía sentirse pleno, porque lo amaba.

TCP: ¿Cuáles son los retos a los que un director de orquesta se enfrenta con diversas orquestas en la actualidad?

RSM: Definitivamente el mundo orquestal es muy complejo. En México la mayor parte de las orquestas son de gobierno; ya sean estatales, federales o municipales, desde las juveniles formativas hasta las grandes profesionales. Muchas son de universidades, que de cualquier manera reciben fondos públicos. Esa es una cosa muy buena y a veces no tan buena porque si el Estado cuenta con un monto predeterminado para la orquesta y no es suficiente, a veces difícilmente les permiten a los gestores de la agrupación hacerse de otros fondos. Es decir, no permiten que haya patrocinio privado. Entonces muchas orquestas operan verdaderamente con lo mínimo. Hay muchos temas de plazas de gobierno, de sindicatos, de reglamentos que constantemente terminan por dificultar las labores musicales de las agrupaciones más que verdaderamente velar por los intereses de los trabajadores. A veces el mayor reto es lograr que la orquesta no desaparezca. Una vez que se cometido lo anterior, lograr que el público permanezca interesado en asistir a los conciertos.

Rodrigo Sierra Moncayo, concierto Sala Ollin Yoliztli CDMX 2023. Archivo Personal.

La música sinfónica tiene públicos muy fieles, pero también detractores férreos. Es muy difícil competir contra la música comercial enfocada a las grandes masas. Por ejemplo, en un teatro promedio en México caben de 400 a 800 personas, algunos inclusive llegan a albergar a 1500 o más; un concierto de música popular en los grandes auditorios, arenas, estadios pueden albergar muchas veces esa cantidad. Se dice que la música sinfónica o a veces llamada “clásica” es elitista, a veces excluyente. Yo pienso que, si bien todos son muy bienvenidos en los conciertos de orquesta, definitivamente no es para todo mundo. Se necesita tiempo de exposición, se necesita paciencia para escuchar –que hoy en día pareciera que es lo que menos tenemos–, se necesita querer conocerla. No es lo mismo estar dispuesto a escuchar una canción (en parte aportación de plataformas de música que a todo lo que suene le llaman canción, aunque no se cante ni tenga letra) de 20 minutos a una hora, que la canción promedio de la música popular que suele durar no más de 3 minutos. Uno como músico de conservatorio se encuentra a dificultades de presupuesto y de exposición muchas veces porque para el público es mucho más atractivo asistir a un concierto de música pop, rock, salsa, corridos tumbados, etc., que a un concierto sinfónico. Muchas veces hemos visto que los precios para un concierto del cantante de moda no cuestan menos de 1,500 pesos, de ahí hasta los 15,000 pesos o más. ¡Imagínense si uno cobrara eso por ir a escuchar una sinfonía de Mahler! Vaya, sí hay conciertos caros. Cuando llega a venir a Bellas Artes alguna orquesta legendaria o director o solista, es posible encontrar boletos de más de 2000 pesos, pero la verdad es muy raro. En fin, más que las dificultades de un músico de orquesta, son las dificultades de los músicos que nos dedicamos a este tipo de música.

TCP: ¿Cuál es el perfil deseado para un músico instrumentista que desea incorporarse a la orquesta?

RSM: En una orquesta juvenil mexicana pienso que lo mejor es que se incorporen muchachos que se encuentren estudiando música formalmente. Hago la distinción del país porque se sabe que la Orquesta Sinfónica Juvenil de los Estados Unidos, tiene entre sus filas a jóvenes talentosísimos quienes se dedican a la música en sus tiempos libres, y que no necesariamente piensan dedicarse a la música de manera profesional (uno escucha esa orquesta y no puede dar crédito de la increíble calidad musical de la misma).

En el caso de las orquestas profesionales, definitivamente se requiere de músicos que hayan cursado estudios superiores de música y que de preferencia tengan experiencia previa en la práctica orquestal. Ser músico de orquesta es verdaderamente un arte, ser un buen atrilista requiere de mucha práctica y conocimientos que toma un buen tiempo adquirir. Por supuesto es siempre muy valioso contar con gente de trato profesional, comprometidos con su estudio personal y con el buen trabajo en equipo. 

TCP: ¿Cuál es tu reto como docente-director?

RSM: Como mencionaba anteriormente, las orquestas juveniles tienen en su naturaleza una función formativa importantísima, y parte de esta formación proviene del director. El director, como en el ideal de cualquier maestro de lo que sea, debe de dominar aquello que está mostrando. En el caso de la orquesta, debe tener bases sólidas en las cuestiones académicas musicales para poder mostrar y explicar a los jóvenes de la agrupación. El qué programa y cuándo también es fundamental para el desarrollo orgánico de la orquesta. Uno debe de poder crecer el nivel artístico y técnico de los jóvenes al mismo tiempo que la temporada represente un aliciente y un reto para que permanezcan interesados en asistir a los ensayos y conciertos. 

TCP: ¿Cuál es tu programa de interpretación favorito?

RSM: Adoro hacer Moncayo, no es que sea comercial, pero muy afortunadamente sí es un autor con el que me siento muy cómodo. Su manera de entender la música y el espacio me son totalmente afines. Me gusta mucho el barroco, la música contemporánea, la ópera, el mundo sinfónico romántico (s. XIX). En fin, podríamos decir que un poco de todo. En todos los periodos musicales puedo hallar compositores que me gustan mucho y otros que no me gusten. 

TCP:¿Qué es más sencillo: trabajar con jóvenes o adultos músicos?

RSM: Cada agrupación tiene sus ventajas y sus desventajas. Lo bueno de las orquestas jóvenes es que no están maleados; esto se dice mucho sobre las orquestas juveniles. No están sindicalizados, no tienen prisa por irse a casa, no suele haber las grillas que halla uno en orquestas de mucha más edad, etc. Suelen estar más dispuestos a hacer las cosas, el repertorio suele ser nuevo para ellos y muchas veces es verdaderamente fascinante ver cómo van descubriendo un mundo musical novedoso, y que para la gente de edad puede ser material que han tocado mil veces. Por supuesto las limitantes suelen ser parte de la misma inexperiencia. Hay repertorio que no se puede abordar, al menos no tan fácilmente, con las orquestas juveniles. Si bien toda agrupación musical tiene un límite técnico y/o artístico, el repertorio de orquestas juveniles suele estar acotado por el poco tiempo que los chicos llevan estudiando su instrumento.

Las orquestas profesionales suelen sacar el material en mucho menos tiempo. Eso es una ventaja por muchas razones: se necesitan menos ensayos (por ende, a veces es más barato porque se pagan menos servicios, en el caso de orquestas privadas), se puede poner material más difícil y complejo, suelen tener un sonido mucho más maduro, etc. El tema con las profesionales es que a veces uno se halla con gente menos entusiasmada por el quehacer musical. Sienten que poner tal o cual sinfonía o concierto puede ser fastidioso porque lo han hecho muchas veces –en ocasiones muchas veces mal–.

“Creo que cada orquesta representa un reto distinto”.

TCP: Platícanos un poco sobre las satisfacciones y retos que has tenido en este proceso de la divulgación sonora.

RSM: Creo con todas mis fuerzas en lo que hago, en esto a lo que me dedico. Creo que la música que estudio, tanto de piano como de orquesta, es de altísima calidad artística; siempre digo que tal o cual obra es la mejor música del planeta. Ello en sí mismo es la mayor satisfacción que la vida o la carrera me han regalado. Pienso que el poder escuchar música sin que esté sonando y sonreír sólo por acordarse de lo hermosa que es, es en sí una bendición –cada vez comprendo más a Mahler componiendo “Ich bin der Welt”, donde afirma que vive solo, abstraído del mundo, en su paraíso, en su amor y en su canción–.

Los mayores retos comúnmente están en la apertura de la gente a este género de música, por así llamarlo. No es fácil que la gente consuma esta música, por más buena que me pueda parecer. Y los entiendo. Yo mismo siendo músico de academia a veces no tengo deseos de escuchar tal o cual obra o compositor. Como mencionaba, muchas veces el arte en México, si no es que casi siempre, es pagado por el gobierno, entonces es como si él determinara las reglas del juego y a los protagonistas del mismo. Cuando las maneras no son las más convenientes, hay que hallar otras que nos resulten mejores en cuanto a la calidad de lo que se ofrece y a cuánta gente podemos impactar.

TCP: ¿Cuáles son los planes futuros?

RSM: Afortunadamente colaboro con un teatro muy grande y con un potencial enorme en Jalisco: Palacio de la cultura y los congresos (PALCCO). Se está dando poco a poco mayor apertura a los proyectos de mayor envergadura y ello incluye la creación de una orquesta que pertenezca al recinto -es el lado privado de la música orquestal en nuestro país-. Si bien las dificultades muchas veces tienen que ver con el presupuesto y la divulgación de este tipo de eventos, sí permite la libertad de decidir qué, quiénes, cuándo, etc. Con esta agrupación tenemos planeado hacer varios conciertos, galas y títulos de ópera. 

Quiero afianzar el proyecto de la Orquesta Metropolitana de Guadalajara, que dirijo desde 2023, toda vez que creo firmemente en su naturaleza y en su principal finalidad: ofrecer música en la capital jalisciense durante los periodos en que las demás agrupaciones sinfónicas descansan. Por supuesto seguir colaborando con todas las orquestas del país que sea posible, en el extranjero, etc.

TCP: Retomando las labores de etnomusicología de Ponce, Galindo y Moncayo, ¿Consideras que la música tradicional mexicana merece el análisis académico?

RSM: Por supuesto que lo merece. No existiría la academia sin la música tradicional de todas las naciones. La música de concierto, académica, clásica, etc., tiene su origen en la música popular, en la tradición oral e instrumental de las naciones. Toda vez que la conozcamos y valoremos, podremos entender mejor el origen de nuestra materia de estudio y podremos ver en que puntos se tocan, se intersectan y en cuáles no. 

No existiría la obra de los antes mencionados ni de autores absolutamente canónicos como son Beethoven, Tchaikovsky, Bartók, Mahler, Stravinsky, Smétana, Price, etcétera.

 

Rodrigo Sierra Moncayo

Originario de la Ciudad de México, se graduó con honores de la licenciatura en piano por la Escuela Nacional de Música, UNAM, donde fue alumno de Ninowska Fernández-Britto. Formó parte del Taller de Dirección Orquestal del Sistema Nacional de Fomento Musical donde fungió como director asistente de la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez. Ha tomado cursos de dirección con maestros de la talla de Enrique Diemecke, Enrique Bátiz, Michael Jinbo, Tito Muñoz, José Luis Castillo, Fernando Ávila, Francisco Savín, Lanfranco Marcelletti, Kenneth Kiesler, entre otros. Se ha presentado como director huésped en México, Italia, España, Alemania y Polonia, al frente de las orquestas Filarmónica de la CDMX, de Jalisco, de Querétaro, del Festival del Benevento, OFUNAM,  Sinfónica Nacional, de Aguascalientes, de Oaxaca, de la Universidad de Guanajuato, Universitaria Eduardo Mata, del Estado de México, de Xalapa, del IPN, de Cámara de Bellas Artes, de Cámara Irpina, de Cámara de Kazajistán, de Navarra, di Cosenza, Guido D Arezzo, Filharmonii Warminsko-Mazurskiejt, entre otras. Fue director artístico de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan (2016-2022). Actualmente es director artístico de la Orquesta Metropolitana de Guadalajara, jefe del área de música de la Dirección de Cultura de Guadalajara y director artístico adjunto del Palacio de la Cultura y los Congresos (PALCCO), en Jalisco.

Tan Castillo

Tan Castillo

About Author

Historiadora del Arte, Músico y Dramaturga egresada de la UNAM. Estudió Arqueología en la ENAH. (Activo)

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede gustar

Música

Un nuevo despertar a través de la música

Es bien sabido que la presencia y perspectiva de las mujeres en cualquiera de las disciplinas artísticas, y a través
Patrimonio Raíz mía

AMOR Y FLORES: Los Dioses Mexicas de la sexualidad, la fertilidad y el amor

La cosmovisión mesoamericana nos ofrece diversas interpretaciones sobre la relación de los hombres con el espacio, el lugar y el
Verificado por MonsterInsights