Leyendo alguna información publicada en el Internet, encontré acerca de este rumiante lo siguiente que se refería a sus características físicas y a su hábitat o modus vivendus:

– “Los elefantes de los bosques africanos habitan la densa selva tropical de África occidental y central, mientras que los elefantes de la sabana africana habitan principalmente en las sabanas boscosas y los pastizales del África subsahariana. Difieren físicamente…

Son animales mamíferos, exclusivamente herbívoros cuya característica principal, además del gran tamaño, es su larga trompa y sus enormes orejas. Se organizan en manadas de unos 20 miembros, miden casi 4 metros los ejemplares más grandes y pueden llegar a pesar más de 6.000 kilos…

Los elefantes son descendientes del mamut y son actualmente los animales terrestres más grandes del planeta… Sin embargo, también son conocidos por formar parte de la lista de animales en peligro de extinción, asesinados ya sea por su carne o por el marfil.”-

Ciertamente en África Central hace un sol ardiente. En la selva tropical el paisaje es impresionantemente hermoso y pródigo. Su cielo azul con sus inmensos y altísimos árboles con lianas en dónde se columpia una parte del reino de los primates.

Insectos, mariposas y parvadas de aves, también anidan ahí entre los árboles o en su cima. Los animales feroces aparecen comúnmente en manadas. Uno de esos grupos es el de los elefantes.

Una tarde se escucharon estruendos que, asustando a las bestias, éstas huyeron en mayoría; sin embargo, algunos ejemplares fueron atrapados por los causantes de dichos disparos que arrojaban balas de salva.

Tan sólo para sustraer animales cautivos, entre ellos iba un hermoso y frondoso elefante hembra. El ejemplar iba preñado, situación de la cual se dieron cuenta sus capturadotes, solamente tras de haber trasladado al elefante, para extraerle los colmillos con motivo de su venta en el mercado negro del marfil.

Tenía enormes orejas en forma de abanico, con largos colmillos curvados hacia fuera que utilizara tiempo atrás en la selva, tanto para defenderse de un ataque con una fiera, como para cavar agujeros y recolectar sus alimentos.

Posteriormente ya desdentado, lo vendieron a un circo. El enorme marsupial en el traslado perdió la vida, más no así su cría. Así la cría creció encadenado del cuello para que no huyera en el intento.

El elefantito fue creciendo entre algunas fieras como el león amaestrado, enjaulado muy cerca de éste y de un oso. Al igual le enseñaron a hacer algunos números circenses para lo cual ganaría algunos manís, cuando todo lo hacía con corrección, para el gusto de su domador, quien de lo contrario lo castigaba con fuetazos, cuando el pobre animal sucumbía en el error, a juicio del hombre.

El número del elefantito era de los más solicitados y aplaudidos del espectáculo, pues caminaba con cierta gracia. Un día de bonanza, tras de una presentación, una lamparita que encendía con petróleo se cayó ante el descuido del velador, quien había bebido esa noche de manera inhabitual, que lo dejó tumbado en el sueño.

La carpa comenzó a arder y el pequeño elefante ante tal circunstancia bochornosa, se asustó tanto que el miedo que le provocó lo hizo huir arrancando con su descomunal fuerza de un sólo golpe, las cadenas que lo ataban.

La noticia comenzó a circular en los periódicos locales y en el noticiero matutino, en donde se exageraba la nota diciendo que un peligroso elefante enloquecido había provocado el siniestro.

Las cámaras atentas en captar la nota amarillista ubicaron al animal, el cual se había alojado bajo un viejo puente inutilizado, ya casi derrumbado y olvidado por la modernidad de la ciudad.

El elefantito bebió de un riachuelo semi-seco que corría en la inmediación de la carretera sur, de la entidad. Ante el susto y el agobio quedo dormido de golpe ante el cansancio.

La luz del flash y el ruido de patrullas le hicieron incorporarse con angustia, intentando enseguida ponerse de pie, pero las heridas de balas le hicieron perder de inmediato el sentido.

Personas en contra del maltrato de animales se levantaron en una escandalosa manifestación en donde iban destrozando a su paso algunas partes de los monumentos y de vidrios con martillos, así como pintando muros y locales para exigir que las fieras ya no fueran sustraídas de su hábitat natural.

De inmediato notas amarillistas surgieron al respecto, sin embargo, ante tal hecho, la sociedad protectora de animales finalmente logró la prohibición de uso de animales, como parte del divertimento en los circos, quedando desde entonces prohibidos como parte de los números a presentar en las funciones.

Finalmente se decidió que los animales involucrados en el siniestro fueran reincorporados a la selva tropical, en donde murieron en mayoría ante la incapacidad, de saber sobrevivir entre la fauna africana.

-“Con fundamento en los artículos 35 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, 1o., 3o., 4o., 5o., 6o., 9o., 15, 16, 21 y 4o. Transitorio y demás aplicables de la Ley Federal de Caza quedaría prohibida la caza de animales en nuestro país en 1980, siendo en base a la legislación llevada a cabo en lo Estados Unidos y el Reino Unido que por derecho del bienestar animal, se sentaron bases legales para ser aplicada a nivel Internacional.”-