Recientemente una amiga me invitó a presenciar unas pláticas en grupo de auto ayuda emocional, al estar ahí y escuchar las historias de las personas que asistieron, me preguntaba … ¿qué hago aquí? ¿esto no es para mí? No fumo, no tomo, no consumo sustancias legales ni ilegales, no apuesto y así muchas otras cosas más.

Que por cierto ahí, nunca escuché que se dirigieran con un lenguaje agresivo y grosero hacia los asistentes (las personas en rehabilitación) pues me han contado que así les hablan en muchos lugares e incluso se dice que los humillan.

Pero bueno, con los días fui escuchando muchas historias de personas con diferentes tipos de daño emocional que fueron consumidores de sustancias ilegales y algunas legales, otros más fueron apostadores, neuróticos, dependientes, co-dependientes etc… Algunas historias me rompían el corazón, otras me causaban algo de enojo y así muchas emociones encontradas.

Mientras escuchaba a todas estas personas, por mi cabeza pasaban cuestionamientos como: ¿cuánto daño pueden los padres ocasionar a los hijos por continuar en relaciones no sanas? ¿por qué los padres desquitan su irá con los hijos? ¿cómo es posible que la misma familia pueda agredir sexualmente de los niños y jóvenes? ¿cómo es posible que mujeres y hombres se agredan tanto hasta llegar a los golpes de esa forma?…

Y entonces, mientras más escuchaba todo esto y mi cabeza pensaba, y trataba de entender que sucedía ahí, con ellos, al expresar su dolor. Entendí que algunos de nosotros y si no es que todos venimos de historias de padres y abuelos que en algún momento les rompieron la niñez de diferentes formas con gritos, golpes, padres y madres ausentes, alcohólicos etc… (Claro no es excusa para cometer atrocidades con los niños, niñas y los jóvenes).

Historias de educación y tratos que se han repetido de generación en generación algunas más duras que otras. Y que muchos de estos niños y adolescentes buscan la salida a sus emociones por la puerta falsa, porque dentro de su soledad, enojo y miedo, evaden la realidad en la que viven y no quieren afrontar sus emociones, les cuesta pedir ayuda sobre todo a los que crecieron con mucha inseguridad y miedo. Buscan la salida de esta forma porque les falta o les faltó amor, atención o simplemente hay algo que no quisieron contar en su momento.

Siempre estamos juzgando a estás personas y juzgamos la vida de otras más , ¿por qué ?… Simplemente porque no queremos voltear a ver la nuestra y reconocer que en algunas cosas también estamos mal. Y que también hemos vivido cosas que no nos agradaron en su momento por muy perfecta que ” haya sido nuestra niñez, adolescencia o el ser adulto”.

También tenemos que entender que el cerebro de cada quien funciona diferente; no todos podemos expresar lo que sentimos y manifestar nuestras emociones, por qué de niños nos decían: ¡Cállate! ¿por qué lloras? ¡Los niños no lloran! ¿No preguntes? ¡Si no eres así o haces esto nadie te va a querer!

Nos condicionaban o exigían para poder recibir algo. Y ser adicto no es solo serlo a sustancias legales o ilegales, también los hay a las relaciones destructivas, a la adrenalina, al sexo, compras compulsivas etc…

De una forma u otra todos requerimos ayuda, pero lamentablemente  nos da pena pedir ayuda o contar nuestra vida. Por favor si este es tu caso, asiste a terapia y no creas que la terapia es para “locos”.

La terapia es para que tú no te vuelvas loco con todo eso que tienes guardado y que traes cargando, no busques una salida rápida y falsa que en su momento te hará sentir “bien”. Las consecuencias pueden ser muy graves, no te destruyas ni destruyas a los que más te aman y amas.

Y sobre todo, no permitas que nadie te destruya por mucho que ames a la persona; ámate, quiérete porque siempre estarás contigo mismo, eres tú quien te tienes que cuidar.

“Para estar bien y sentirte bien con otros, tienes que estar bien y sentirte bien contigo”